Ya pasó...

Hace tiempo que no vengo por aquí. La verdad es que tengo el sitio un poco abandonado.

Todo tiene su explicacion, he estado tres semanas haciendo un curso para incorporarme a mi nuevo trabajo. Hoy me han dicho mi destino, un poco lejos de casa pero sin problemas para ir de fin de semana, 240 km no son nada, y menos si te gusta conducir como es mi caso. Supongo que con el tiempo, me iré moviendo hasta llegar a zonas más interesantes.

No siempre salen las cosas como uno quiere, pero esta vez tampoco ha estado tan mal, en vez de 240 podrían haber sido mil y pico km así que no me quejo.

Alguien me decía que Zaragoza no estaba mal, se que no lo decía en serio. Al final, no vamos a estar tan lejos, eso me gusta.

El médico del barrio

Hoy he estado ayudando a mi abuelo a arreglar una mesa. He recordado viejos tiempos en los que hacíamos un montón de cosas juntos. Aun sigo ayudándole, pero ya menos.

Mi abuelo es un auténtico manitas, de éstas personas que son capaces de arreglarlo todo.

A sus 84 años es incansable y nunca para, siempre tiene algo que hacer. Le da igual que sea un interruptor, una puerta, fontanería, todo tipo de piezas, motores eléctricos... yo que sé, nada se le resiste.

Lo admiro porque tiene una paciencia increíble y si algo no le sale, piensa y piensa hasta que da con la solución. Yo, ni mucho menos soy así, soy un prisiñas.

Al médico del barrio, como lo llama mi vecino Eugenio, recurren todas las vecinas y vecinos para que les solucione sus pequeñas averías. Él siempre lo hace encantado y desinteresadamente.

Tengo que aprender mucho del médico de mi barrio.