Ya le gustarían a RENFE las locomotoras del Tajo

Ayer tuve la suerte de estar 10 horas haciendo una de las cosas que más me gustan.

Pescar durante un día entero deja a uno más relajado que si hubiese pasado por un balneario. Aunque no se que decir, porque mi adrenalina estuvo todo el día a mil.

Esos bichos del Tajo seguro que beben mucho colacao, porque con la fuerza que tienen pueden remolcar un tren.

Pues eso, que vine más suave que un guante, sobre todo después de la paliza que me metieron los barbos.